Circo Panamericano: la resiliencia de una tradición.

La pandemia de COVID-19 puso en peligro la continuidad de muchas tradiciones, entre ellas, El Circo Panamericano en Talcahuano, no fue la excepción.

La suspensión de los espectáculos generó una profunda angustia en todos los artistas, que extrañaban la carpa, las luces, el sonido y los aplausos del público. La pandemia se vivió en Talcahuano, donde el circo estuvo toda la emergencia con sus instalaciones guardadas en el lugar, donde toda la familia González tuvo que mantenerse.

Mientras tanto, los ensayos de trapecios continuaron, sin carpa y sintiendo el frío y el viento. Desde los Estados Unidos, Jonathan, el primer trapecista del Cirque du Soleil en realizar el cuádruple salto mortal, animaba a sus compañeros a seguir trabajando para llegar reforzados y más fuertes a la reapertura.

En Talcahuano, la familia González subsistía con la venta de palomitas, dulces y confites, pero en esta oportunidad adaptadas para la venta en terreno. El Circo Panamericano nunca olvidó a los niños choreros, a quienes entregaba parte de su humor en cada venta.

Gracias al apoyo de las familias de Talcahuano y de toda la región del Biobío, el Circo Panamericano pudo superar la pandemia y volver a presentarse ante el público.

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